Daños colaterales del abuso

SALUDO 

Hola ¿cómo están mi Comunidad amada de almas conscientes?  Hoy deseo compartir contigo una reflexión sobre cómo, cuando nos sentimos indefensos, el miedo puede llevar a convertirnos en victimarios, si, en aquel que realiza el daño, el sufrimiento, el padecimiento, agresión a otros o a si mismos.  La literatura describe las características de un victimario como aquellos que desean que las cosas se hagan de una manera determinada y no de otra.  Que su carácter es el de una persona terca, obstinada y de un autoritarismo rígido.  Si has sufrido de abuso sabrás a que me refiero. 

En el tema del abuso, por loco que suene, que ya de por sí es una situación en la que sentímos miedo y dolor, solemos a menudo tomar decisiones y realizar acciones que tienen consecuencias no deseadas.  Cuando estas consecuencias no deseadas se traducen en daños a ti mismo o a alguien más, esos resultados se conocen como “daños colaterales”.  Para muchos de ustedes probablemente ya es conocido que durante mi niñez pasé por muchos altibajos.  Altibajos que la mayoría de las personas no conocían ni veían porque el abuso no es algo que se pueda ver a simple vista a menos que hables al respecto.  

Por ello este blog quiero aprovecharlo para recordarte tres cosas: 

1- Que, si tú también fuiste víctima de abuso, seguramente experimentaste sentimientos contradictorios en cuánto a la confianza y la protección, pero eso puede sanarse yendo a terapía.  

2- Que eres inocente y tu dignidad sigue intacta por el simple hecho de ser persona.

3-Que no estás sola, no está solo.  Busca ayuda.  El dolor del abuso puede sanarse desde un espacio más amoroso.  Hablar en terapía de esa experiencia vivida, es lo que a mí me permitió dejar atrás recuerdos traumáticos, y fue donde aprendí a darle un nuevo significado a los recuerdos dolorosos, facilitando el empoderamiento de mí vida.  

INVITACIÓN

Te cuento que, en el primero de treinta y dos episodios de A solas con Carolina, comparto de manera amplía, algunos de esos daños a los que nombré “Creencias con las que cerré temporalmente mi corazón”, y cómo al decidir eso me llevé a generar una desconexión profunda con mi cuerpo porque no me gustaba sentir las emociones de impotencia, indefensión, tristeza y miedo.  Incluso llegué a pensar que había algo malo en mí porque no podía ser cariñosa (tenía miedo de volver a ser lastimada) ni paciente (tenía miedo a perder el control).    

Esas y otras tantas decisiones y creencias me llevaron a elegir el enojo como mecanismo de defensa “para que no se metieran conmigo”.   Algo que, en lugar de corregir el problema del abuso, lo agrandaba. Provocándome a mí misma, sin yo saberlo, más dolor y un gran sentimiento de vacío.   

No está de más contarte que el enojo y la irritabilidad son emociones frecuentes como respuesta al estrés post traumático. La pérdida de control, la necesidad de seguridad, el no poder adivinar lo que el futuro presentaría, o la preocupación por no poder satisfacer mis necesidades básicas, contribuían a los sentimientos de enojo. Algunas veces, los sentimientos de tristeza y ansiedad se expresan como enojo.

¿Quieres conocer más acerca de la historia de mi abuso y cómo lo he ido sanando?  Te invito a escuchar el episodio completo.  Es el primero. 

Suscríbete en nuestro contenido exclusivo en: https://www.youtube.com/@CuestionandoCreencias  

En ese episodio también encontrarás además de mis más grandes aprendizajes, un ejercicio para recobrar tu dicha y felicidad y un listado de lo que el abuso no me quitó. 

Me despido bendiciendo tu vida, tu ser y tu quehacer.

Carolina Alcázar